Al llegar a Ygay sólo escuchamos el silencio. Y es precisamente ese silencio el que nos susurra que entramos en una de las grandes, en Marqués de Murrieta, una bodega centenaria que ha marcado durante muchas décadas el paso del Rioja. Historia, jerarquía y plenitud, todas se dan la mano en este lugar casi de culto. Opulencia renacida, ya que, tras años de apatía, una década de trabajo ha desvelado la verdadera grandeza de la casa fundada en 1852. Sigue leyendo