
Desde que llegas a Baigorri y te reciben en esa curiosa y sorprendente caja de cristal abierta al cielo, sientes la primera punzada. Notas como si una fuerza extraña tirara de ti, una curiosa sensación que te exige dejarte caer… Es la gravedad que te empuja y te apremia a ir bajando, planta por planta, en un descenso desde la cota cero a menos 21 metros, desde la primera a la séptima planta. El mismo descenso que, cosecha tras cosecha, sigue la uva en busca de la sala de barricas. Fin de trayecto. La bodega de Samaniego, encaramada en una loma que domina un espectacular paisaje de viñedos de la Sierra Cantabria, vive criando vinos de la mano de la gravedad, su aliada. Sigue leyendo →