Corría el año 1935 cuando un agricultor de Laguardia hincó una viña en un pequeño barranco que le pareció soberbio. Y lo hizo como era habitual en aquellos tiempos, mandaba el tempranillo, pero aquí nacía una cepa de garnacha, allí una de viura, por ahí se veía perdido un graciano… 80 años más tarde aparece un joven sudafricano interesado en la viña para su nuevo proyecto en Rioja. Sigue leyendo