Apenas han pasado 25 años desde que Jesús Galilea descubriera, en su viñedo de Murillo de Río Leza, que un sarmiento de una viña de tempranillo tinto presentaba bayas blancas. Esta reacción de la cepa, según Juan Carlos Sancha —enólogo, bodeguero, profesor del Máster de Enología de la Universidad de la Rioja y ferviente creyente de este tipo de uva autóctona— “es producida por la desaparición de los antocianos debido a la pérdida de información de los cromosomas 2 y 5”. Sigue leyendo