
La conocida “dictadura del tempranillo” trae la nota discordante de una rara avis de apellido peludo. En realidad también el tempranillo normal llega con su apelativo, en este caso lampiño. Pero es como si lo hubiera perdido por el camino al ser el más habitual, prácticamente el único. La “dictadura del tempranillo lampiño”.
Sigue leyendo