Si sorprendente fue la salida de Jesús Madrazo de Contino, más llamativa ha sido su despedida de Viña Leizaola. Un proyecto el de la bodega de Laguardia en el que Jesús había puesto mucho esfuerzo, ilusión y compromiso. Sin haber cumplido un año de trabajo, su sueño se ha convertido en un mal despertar.

El adiós ha llegado de forma fulminante tras unos meses de intensa labor en los que Madrazo ha ejercido más como relaciones públicas de la bodega que como enólogo a cargo de la producción de vinos. “Han sido meses de mucho trabajo recorriendo España de punta a punta, casi 34.000 kilómetros y más de 20 presentaciones para dar a conocer Sacramento. La inauguración de la bodega el pasado viernes 13 de julio fue mi última tarea, el lunes a primera hora recogía mi carta de despido firmada por Etienne Cordonnier. Una desagradable sorpresa que en absoluto esperaba”, comentaba Jesús.

El palo ha sido grande porque se embarcó en esta aventura como socio minoritario, después de haber dicho no a la propuesta de trabajo de una importante bodega de Logroño. “Al firmar por Leizaola llegamos al acuerdo de que al ir alcanzando objetivos, una parte minoritaria del accionariado de la bodega pasaría a mi propiedad. Me embarcaba prácticamente en un proyecto personal lleno de entusiasmo, porque fue precisamente la oferta de formar parte de la empresa la que me llevó a aceptar”.

Discrepancias en la forma de trabajar, quizá desavenencias personales, la gran inversión para la construcción de la bodega de Laguardia y la compra de 18 hectáreas propias, la adquisición de un château en Pomerol… La razón de este inesperado y más que sorprendente despido sólo Cordonnier la sabe. Pero en principio resulta difícilmente comprensible, más teniendo en cuenta que la cosecha de 2018 encara su recta final.

Volver a empezar. El futuro inmediato del enólogo riojano pasa de nuevo por volver a empezar. Con más fuerza que nunca impulsará su conocida Selección Madrazo, un club de barricas con vinos hechos con su toque personal que a partir de ya comercializará personalmente. Seguirá asesorando en Ribera de Duero a la Bodega Territorio Luthier buscando “armonía y finura” en el tinto fino castellano y, por otra parte, dos ofertas de asesoramiento han llegado de bodegas localizadas en Murcia y Lanzarote.

Pero el proyecto que quizás más le seduzca es la puesta en marcha de una asesoría enológica en La Rioja donde podría compartir su saber hacer con pequeños bodegueros. Más adelante quizás el alquiler de alguna pequeña instalación, “un garaje para hacer los vinos como yo quiero”. No creo que un enólogo del fuste de Jesús Madrazo tenga problemas para encontrar acomodo dentro del panorama vinícola nacional, pero sería una pérdida de enorme peso si dejara a La Rioja en segundo plano dentro de sus prioridades.