Bodegas Riojanas, una de las históricas de la Denominación, entra de lleno en el segmento de los vinos premium de la mano de su Albina Essencia. Un tinto que sale al mercado a un precio acorde a su ambición: 200 euros.

En plena efervescencia de vinos de viñedo singular, de comarca, de zona… Riojanas sigue fiel a la filosofía del ensamblaje con este sorprendente Albina. Para la elaboración de Albina Essencia, el equipo de campo de la bodega seleccionó entre las 1.685 parcelas que controla Riojanas las uvas procedentes de únicamente 16 parcelas de tempranillo y una de graciano.

Ubicadas en Cenicero y San Vicente de la Sonsierra, todas ellas están plantadas hace más de 60 años, tienen rendimientos muy bajos y se cultivan con criterios de mínima intervención de productos fitosanitarios. La vendimia se realizó en cajas de 15 kilos y los racimos pasaron por una mesa de selección que incorpora tecnología para una última revisión grano a grano.

“Nuestro objetivo es ofrecer un vino clásico premium, posicionado en la gama más alta del mercado”. Así lo presenta el director general de la bodega, Santiago Frías, para quien «este vino, elaborado a partir de la máxima selección y la excelencia en todas las partes del proceso, concentra la más pura esencia de Rioja y el alma de Bodegas Riojanas». Sólo se ofrecerán 12.000 botellas de esta primera reserva de la excelente añada 2011.

“De igual manera”, recalca Frías, «la elaboración y crianza se han concebido con el máximo detalle para alcanzar el objetivo de excelencia en cuanto a la calidad y que la personalidad del vino refleje la esencia de nuestra tierra». En su elaboración cabe destacar la fermentación con levaduras autóctonas, la maceración con los hollejos durante 25 días para obtener una mayor complejidad aromática y cromática, así como la fermentación maloláctica en barricas nuevas de roble americano de tostado ligero.

Para el envejecimiento de un vino tan especial, que ha permanecido seis años en bodega, se han utilizado únicamente barricas nuevas de roble americano –en un 85 por ciento– y francés, completándose la crianza con una permanencia en vidrio de 24 meses.Dirigido a un mercado muy exclusivo, su presentación resulta espectacular, con una botella troncocónica de gran peso, etiqueta de terciopelo y medalla de estaño. Igualmente novedoso es el estuche, con un pequeño cajón que incluye una muestra de tierra arcillo-calcárea de los viñedos de los que nace y un kit de tres aromas: regaliz, vainilla y chocolate.

Al descorche destaca su finura y elegancia, sello indisociable a los Rioja históricos, así como el sutil clasicismo de sus aromas y la llegada de ciertos toques que remiten a la personalidad del terruño. Amplio, profundo, trascendente. Un vino marca de una casa con 125 años de historia, un vino de esos que contribuyen a engrandecer la leyenda de los grandes Rioja.