Una llamada, una pregunta y un sí convencido: “Hola, llamamos de Verema, ¿te apuntas a un fin de semana visitando Faustino, Bilbaínas y Remírez de Ganuza para catar sus vinos? La verdad es que no me lo pensé dos veces, ¡planazo!
Verema es una comunidad de aficionados al mundo del vino que nace como una plataforma on line con el objetivo de “democratizar las opiniones sobre el vino para que todo el mundo pueda aportar y recibir información y conocimientos y para difundir la cultura del vino”, nos cuenta José Luis Contreras, socio fundador de verema.com. “Tiene 65.000 usuarios registrados y su web cerca de medio millón de visitantes mensuales”. Palabras mayores. Tras las presentaciones de rigor… vayamos al tema que nos ocupa.
El plan era sencillo, visitar tres bodegas y conocer de la mano de sus enólogos tres conceptos diferentes de negocio catando vinos que representan la realidad y la diversidad del Rioja: desde un venerable 1964 a un chispeante maceración carbónica de 2016. De Oyón a Haro pasando por Samaniego. Un sinfín de sensaciones en una tierra capaz de ofrecer mil caras diferentes cuando pruebas sus vinos.
Con Faustino se abrió la veda. Casi sin darnos tiempo a reaccionar un Gran Reserva para abrir boca, añada 2004 rezaba la etiqueta, donde Juanjo Díaz, enólogo de la bodega, situó a Faustino como «el primer exportador de grandes reservas de Rioja». Cifras como las 50.000 barricas que componen su parque, las casi 700 hectáreas que controlan o… ¡los 90.000 litros que anualmente se evaporan en el envejecimiento de sus vinos!, dejan claro los volúmenes en los que se mueve la bodega de Oyón. Tras el 2004, un 1994 y un 1964 cerraron esta ejemplar cata vertical. Todo un lujo.
Haro era nuestro siguiente destino: Bilbaínas, histórica del Barrio de la Estación. Una leyenda que, siempre con un ojo en sus más de cien años de vida, mira al futuro sin disimulo de la mano de Alejandro López. Catamos salidos de los fudres un tempranillo y una garnacha blanca, una garnacha tinta y un fantástico tempranillo tinto. Una base fabulosa para los vinos que, una vez domados por la barrica, irán saliendo al mercado en unos años. Como colofón, visita al viñedo del Alto de la Caseta. Con Haro al fondo, probamos este tinto en su añada 2012 allí donde nace. Todo un vinazo y toda una declaración de principios de la bodega jarrera.
La guinda la ponía el domingo Remírez de Ganuza. La de Samaniego representa la esencia del concepto de empresa familiar. Con Fernando Remírez de Ganuza –»un bodeguero contemporáneo», como se define a sí mismo-, nos acercamos a Viña Coqueta y, de vuelta en bodega, catamos blancos y tintos de auténtica categoría. Mucha ilusión y aún más realidad en una firma que marca el paso en esta zona a los pies de Sierra Cantabria. La comida estuvo regada por su Reserva y el notabilísimo Trasnocho.
Del fin de semana me quedo con tres vinos: el impresionante ’64 de Faustino ante el que hay que descubrirse simplemente por respeto; de Remírez de Ganuza su fantástico Trasnocho 2011, y de Bibaínas la promesa que representa el tempranillo del que dentro de unos años nacerá su Gran Reserva. Pasado, presente y futuro en las bodegas de Oyón, Samaniego y Haro. Magnífico este encuentro organizado por Verema, repetiremos.
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6 septiembre, 2018 en 9:06 am
Antes de nada, felicitaros y agradecer el trabajo realizado en este post sobre este encuentro vinícola para amantes del buen vino. Por otro lado, indicaros que los usuarios buscamos contenidos que nos aporten información buena como esta. Un saludo y buen trabajo!!
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