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REFLEXIONES TRAS LA HELADA DEL 28 DE ABRIL

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Ha pasado un mes desde aquel crítico 28 de abril, buen momento para evaluar la situación actual del viñedo y las previsiones de futuro. Tras unos primeros días de desconcierto después de una de las peores heladas que se recuerdan, la situación parece estabilizada. Tranquilidad, prudencia y reflexión es el axioma al que recurre la Comisión Técnica del Consejo Regulador para afrontar la recuperación del viñedo.

La helada ha afectado, con diversa consideración, a menos de un tercio de la superficie amparada, principalmente en determinadas áreas de Rioja Alta y Rioja Alavesa. Una helada, por otra parte, que no ha sido uniforme, pues no todas las viñas se han visto afectadas por igual dentro de una misma área.

Luis Valentín, de Bodegas Valenciso, era claro en su valoración en los primeros días de mayo de lo ocurrido en la comarca de la Sonsierra, Haro, Briones y Ollauri: “En la madrugada del 28 de abril sufrimos los efectos de una helada atroz, la peor que se recuerda en 50 años, con gravísimas consecuencias en la parte media/norte y norte de la Rioja Alta y Alavesa. Nunca, en mis 34 años de profesión, había visto nada igual. Llegamos a 3 bajo cero, temperatura que se mantuvo unas dos horas, y en otras zonas de Rioja Alta y Alavesa llegaron a 5 bajo cero”.

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“Se dieron”, comenta Luis, “todas las condiciones para una especie de tormenta perfecta: una helada primaveral muy tardía, una viña adelantada por el buen tiempo de las semanas anteriores, con un desarrollo más avanzado de lo normal a esa fecha y, tras las bajas temperaturas, salió el sol. A las pocas horas se alcanzaron 18 grados, lo que deshidrató completamente las hojas, con un efecto «quemado»”.

Un mes más tarde es, entre comillas, optimista: “Han pasado unas semanas y hemos tenido suerte con los 40 litros que cayeron días después, han ayudado mucho en la recuperación de la viña. Es muy pronto para conclusiones, pero a día de hoy si llegáramos a un 50/60 por ciento de lo que cosecharíamos normalmente, felices. Es lo que tiene podar a una yema más la ciega… Pero hay que ser positivos, no es ni la primera ni la última vez que nos toca luchar duro”.

No fue mejor en la zona que abarca Laguardia, Baños de Ebro, Villabuena, Samaniego y Labastida. Javier San Pedro, desde Laguardia, se mostraba tajante: “Las heladas del 28 afectaron sobre todo a los viñedos que se encuentran en las vaguadas y en zonas con escasa aireación. Había viñedos con una brotación muy avanzada debido al calor que hizo en marzo. En las zonas afectadas al día siguiente de la helada vimos que tenían las puntas necrosadas y, en muchos de ellos, la necrosis continuó bajando por los pámpanos en días posteriores; los viñedos con brotaciones más tardías se han visto afectados en mayor medida”.

“Las lluvias de los días posteriores”, continúa Javier, “fueron muy beneficiosas porque han amortiguado bastante las nefastas previsiones. Muchas viñas han rebrotado, pero habrá que esperar para sacar conclusiones certeras. La semana anterior a san Isidro no llegó a helar, pero en las zonas altas las temperaturas se movieron en torno a 1ºC. Pasaron prácticamente desapercibidas, pero provocaron daños en la yema del ápice, sobre todo en las variedades blancas, algo que no se pudo observar hasta 10 días más tarde”.

“¿En qué medida afectará a la cosecha?”, se pregunta el de Laguardia, “es pronto para saberlo, porque los botones de floración están de momento intactos, pero nunca se sabe si la necrosis puede avanzar o en qué medida pueden verse afectados. Lo que sí es seguro es que el pámpano empezará a desarrollar nietos con más fuerza dado que la punta no va a crecer más y esto hará más exigente el manejo del viñedo”.

Han sido en total unas 15.000 hectáreas las afectadas. Mientras tanto -al menos aquí sí hubo suerte-, la Rioja Baja sin enterarse. 2017 será un año en el que convivirán dos vendimias y dos cosechas: “con y sin helada”. En la mente de muchos sobrevuela la añada de 1999, cuando debido a una cosecha insuficiente se dispararon los precios de la uva de manera irracional; el miedo a que un hecho semejante pueda ocurrir este otoño está ahí.

“Se trata de tener paciencia y sosiego para ver cómo se recupera el viñedo porque las condiciones están siendo favorables”, ha afirmado José Luis Lapuente, director general del Consejo Regulador. “Estamos manejando un negocio de medio y largo plazo, con lo cual la temeridad sobra, la especulación sobra y el dramatismo sobra; hay que ser constructivos sabiendo que tenemos las herramientas suficientes para hacerlo”. Cualquier valoración actual resultaría temeraria y meramente especulativa si se pretendiera extrapolar a los resultados finales de la vendimia.

Este año no se cumplió lo de «Marcos, Marquete, vendimiador sin corquete». Fue san Prudencio, tres días más tarde en el santoral, quien “vendimió” antes de tiempo con resultados catastróficos. En 2017, ya que estamos de refranes, no hemos podido decir aquello de “Por la Cruz, la viña en luz”. Una verdadera pena… Confiemos en que la primavera ayude con lluvias y tiempo estable para que el viticultor eche el resto con trabajo y buen hacer, que de eso sobra en esta tierra. En octubre sabremos el resultado.

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