Con la primavera la vid recobra la vida. Pasadas las bajas temperaturas invernales, la planta abandona su reposo y manifiesta una primera actividad vegetativa activando la respiración celular. Para ello es imprescindible que la temperatura de la tierra supere los 10 grados, cuando el índice bioclimático –fórmula que mide el número de horas de sol con el grado de humedad y temperatura– alcanza los valores propios de la vitis vinífera. La vida vuelve al viñedo. Sigue leyendo