Tim Atkin se lo juega todo “a la bordelesa”. Porque así es como ve la DOCa Rioja, dividida según méritos y virtudes. Con esta segunda entrega –en 2016 ya publicó su primer informe siguiendo el mismo criterio sobre las bodegas riojanas- este prestigioso crítico enológico se reafirma en su intención de clasificar, en cinco categorías de 15 dominios cada una, a las más de 700 bodegas acogidas a la Denominación. Con nombres y apellidos, en una pirámide vinícola personal e intransferible. Un esquema que, en cierto modo, imita la legendaria clasificación de los grand cru bordeleses. Sigue leyendo