14 de diciembre. Una cuadrilla trabaja, entre la niebla y el frío, recogiendo la uva pasificada de una parcela de Laguardia a los pies de la sierra de Cantabria. Son los últimos, tras ellos no hay nadie más. Uvas de la cosecha de 2016 con una botritis controlada, la conocida como podredumbre noble, en un viñedo de viura. Al frente de la cuadrilla un viticultor del siglo XXI: Javier San Pedro.
“El Viuda Negra Vendimia Tardía nace precisamente de la peculiaridad de esta viña. Durante muchos años esta viura se perdía porque maduraba muy tarde; después de haber vendimiado el tempranillo teníamos que limpiar todo para apenas 3.000 kilos de blanco. Buffff… era complicado y muchos años la uva se quedaba en la viña. Hasta que en 2009 probamos a dejarla en la planta hasta Navidad y ver qué pasaba si intentábamos hacer un dulce de calidad”. ¡Bingo! A veces el atrevimiento es la puerta al éxito.
Monovarietal de viura –viura de la buena-, el Viuda Negra Vendimia Tardía nace de un majuelo de unos 6.000 metros de los que apenas 3.500 son de blanco. En las cajas de recolección poco más de 2.500 kilos de uva que entre elaboración, mermas y diversas catas –ejem…- dan unas 400 botellas de medio litro, 5 mágnum y 5 doble mágnum. Poco más del 17 por ciento de rendimiento. Es una etiqueta de ésas que casi conoces por su nombre a cada botella.
En boca esta dulce joyita no parece un Rioja. Fruto de la sobremaduración aparecen higos, membrillo, pasas… un dulzor envuelto en una viva acidez que sujeta al conjunto. Hay madera y heno, granos de uva dulce dentro de una copa. Rico, sabroso. “Mi intención es hacer un supervino, un remedo de un Château d’Yquem a la riojana. Puede sonar presuntuoso, pero es lo que persigo. Creo que hemos llegado a un nivel muy alto de vino y ahora toca afinar y redondear”.
La primera añada fue la de 2009, donde Javier apenas intervino en la viña. Como nos cuenta riendo, “todavía nos estábamos conociendo”. A partir de 2011 las cosas fueron más rápidas en busca de ese blanco diferente y personal, “en 2011 empezamos a deshojar en septiembre para aprovechar más el sol que llega a esta viña orientada al norte. La añada del ’12 la tenemos en botellero porque no terminó de convencerme, pero ahí sigue esperando su momento. En las añadas ’13, ’14 y ’15 seguimos trabajando, afinando, sobre todo puliendo detalles en busca de lo que quiero: ese velo de botritis noble que me dé calidez, profundidad y sobre todo singularidad”.
No hace ni dos semanas que se vendimió la cosecha de 2016. La historia continúa… Una apuesta atrevida la de Javier San Pedro, pero honesta. Así es este Viuda Negra Vendimia Tardía, ¡valió la pena la espera!