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EN LOS MEDIOS: “REGRESO AL PASADO”

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Estupenda reflexión la planteada por José Agustín Marauri –enólogo de Bodegas Marqués de Terán– en el diario La Rioja. Vivimos momentos cruciales en los que la toma de decisiones marcará el futuro de la DOCa, equivocarse no está permitido. Y medidas como las tomadas en relación a las variedades de los vinos blancos no creo que añadan valor al Rioja. Una lectura casi obligada la de este artículo para ver dónde estamos y, sobre todo, dónde queremos estar.

«Siempre se dice que las modas son cíclicas y que como el movimiento de un péndulo durante un tiempo están vigentes pero poco a poco van cambiando hasta situarse en el extremo contrario de lo que poco antes había sido tendencia. Con el vino pasa lo mismo: hemos pasado de que el consumidor demande vinos concentrados, potentes y elaborados con tecnología punta a maravillarlo con vinos más artesanales, más frescos, fáciles de beber y supuestamente más ligados al terruño.

Es fácil escuchar o leer en diferentes medios cómo ahora se busca hacer «el vino que bebían nuestros abuelos». Es algo que puede sonar bucólico, que nos traslada emocionalmente a vinos con personalidad o con un componente sentimental intenso, pero que en realidad es algo que pocos consumidores guardan en su memoria. Además la realidad, y la calidad, de estos vinos elaborados con pocos medios y en condiciones que no eran las mejores, seguramente distaría mucho del ideal que tenemos de ellos.

Me encanta la parte que conlleva esta tendencia de respeto a la tierra y a la vid. Se vuelven a utilizar caballerías para trabajar la tierra, con labores más respetuosas con la estructura del suelo, evitando el apelmazamiento de las capas inferiores donde las raíces desarrollan su vida. Además, se recuperan profesiones casi desaparecidas, lo que probablemente incida positivamente en una reactivación del tejido social rural.

También es muy positivo el intento de reducir el uso de fitosanitarios de síntesis, buscando desarrollar una viticultura razonada y respetuosa con el suelo, la planta y el ecosistema. Creo sinceramente que, al menos en nuestra zona, es casi imposible controlar ciertas enfermedades sin la ayuda de productos de síntesis, pero sí que es necesario reducir su uso lo máximo posible.

A medio plazo, esto provocará que las plantas aumenten su resistencia y que se reestablezca una biodiversidad que permita una competencia natural que elimine plagas que probablemente hayan aparecido porque el abuso de estos productos químicos ha eliminado a sus competidores naturales.

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El hecho de recuperar y preservar viñedos antiguos, e incluso seleccionar ese material vegetal para nuevas plantaciones, está permitiendo conservar el patrimonio genético vitícola, que es una de los tesoros de cualquier zona vitivinícola y que en Rioja se ha visto amenazado por el arranque de viñas viejas y la plantación de las selecciones clonales realizadas en los años 80 con criterios productivistas. También en bodega se han recuperado técnicas tradicionales que habían caído en desuso. En pequeñas producciones se vuelve a pisar la uva con los pies. También se fermenta con las levaduras autóctonas, las existentes en cada viñedo, lo que confiere un carácter diferencial a los vinos, pero que a su vez también puede provocar desviaciones fermentativas y defectos en los vinos.

La reducción en las dosis de sulfitos empleadas hace los vinos más saludables, más naturales, pero también puede provocar la alteración del vino en la botella mermando su capacidad de envejecer y en ocasiones su calidad organoléptica. El uso de ánforas de barro y de depósitos de cemento de diferentes formas y capacidades también permite realizar unas crianzas más respetuosas con las fruta, pero con los beneficios de una lenta microoxigenación de los vinos. Son diferentes técnicas que permiten ampliar el abanico de posibilidades a la hora de elaborar, reduciendo la intervención de los elaboradores, pero que obligan a extremar las precauciones para evitar la aparición de problemas que reduzcan la calidad y longevidad de estos vinos.

Error de las variedades blancas

Lamentablemente, este vistazo hacia el pasado no se ha hecho a la hora de autorizar la elaboración de vinos blancos con variedades foráneas. Parece mentira que no recordemos como la apuesta por ‘nuestras’ variedades tintas sentó las bases de la personalidad y del éxito de Rioja.

Otras denominaciones de origen vecinas que apostaron por variedades extranjeras, poco a poco fueron ‘diluyendo’ la esencia de sus vinos, y empezaron a competir en un mercado saturado en el que no se podían diferenciar de otras zonas con más fama o tradición en el cultivo de esas variedades. En cambio Rioja hizo de sus variedades tintas un elemento diferenciador, algo por lo que se debería haber apostado en el caso de la uva blanca para evitar entrar en guerras comerciales que en nada pueden favorecer la imagen y calidad de nuestros vinos.

Sólo espero que dentro de unos años cuando echemos la vista atrás, no nos lamentemos de la decisión tomada y no hayamos herido de muerte a unos vinos, que con sus largas crianzas y longevidad contrastada, se codean con los grandes vinos blancos del panorama mundial».

(Fuente: Diario La Rioja)

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