¿Qué tendrán en común el Vaticano y el reconocido Restaurante Remenetxe de Guernica? Aún más, ¿qué pueden tener en común dos personas tan dispares como el Papa y el mejor sumiller de Euskadi? Pues supongo que, aparte de su condición humana, que ambos, uno en Roma y otro en Vizcaya, guardan en su bodega vinos de Heras Cordón.
Tenía ganas de conocer a Jon Andoni Rementería, el sumiller de moda entre nuestros vecinos del Norte. Todo un gurú en el País Vasco si hablamos de vinos, la “nariz” de Euskadi lo llaman algunos. Su bodega es amplia y de categoría, no te entregan el “Premio a la Mejor Carta de Vinos de Rioja” del Norte de España así como así, pero sobre todo lo que resulta un gustazo es hablar con él de vinos, su pasión. Fue Jon Andoni quien, en una visita a su restaurante Remenetxe, me recomendó para el reglamentario chuletón un Reserva 2010 de Heras Cordón, “te va a gustar, tiene potencia pero con elegancia, ideal para la txuleta. Además es el vino del Vaticano…”.
Y así es, en su variante de Crianza, Heras Cordón es el único Rioja que llega a la Ciudad del Vaticano en cantidad de 1.500 botellas en tamaño mágnum, con la Curia mejor no andar con pequeñeces. “En una ocasión visitó la bodega don Benigno Polo, presidente de la Academia del Vino de Castilla y León. Estuvo charlando un buen rato del Rioja con los dueños, Felipe y José Luis Heras, y les comentó que iba a visitar el Vaticano y que podía presentarle nuestros vinos al Papa Wojtyla. Desde entonces somos la única bodega de la D.O.Ca que posee la licencia para exportar sus vinos al Vaticano” me comenta Luis Otazu, relaciones públicas de la bodega. Y que quede claro, “nada de regalos, en el Vaticano pagan religiosamente”. Como no podía ser de otra manera…
Volviendo a temas más terrenales, decir que la bodega Heras Cordón –amable y recogida- se encuentra en Fuenmayor, aunque sus viñedos crecen en ambos lados del Ebro. Cuenta con 52 hectáreas propias de las 132 totales con las que trabaja entre Cenicero, Fuenmayor, Laguardia, Elciego y Lapuebla. Grupeto que colabora para llegar a las 400.000 botellas anuales que salen de bodega, cita a la que el Crianza se apunta añada tras añada. No así el Reserva y el Expresión. Desde 2011 ninguna contraetiqueta de Reserva ha pasado por la línea de embotellado –ahora descansa en su sala de barricas la añada 2015-, y del Expresión únicamente tres cosechas han merecido salir al mercado desde que se fundara la bodega en 2001: las milésimas de 2001, 2005 y 2011. Toda una declaración de intenciones.
De la mano de Luis, catamos la mínima gama de Heras Cordón. Tres vinos de empaque y claros en sus objetivos, aquí no te llevas a engaño. Ni vino joven ni Gran Reserva, tampoco blanco ni rosado. El Crianza es uno de esos tintos que echas de menos en más bares por la confianza que da, siempre está ahí, nunca falla. Estupendo resumen de lo que debe ser un Crianza de nivel en nuestra tierra. El Reserva un tinto redondo, un vino en toda regla en la línea de los clásicos tintos de Rioja. Grueso en boca, con enjundia, pero elegante, fino y armonioso, un trabajo bien hecho.
El Expresión es el orgullo de la casa. Todo fruta en un tinto que sin duda transmite y habla de la tierra donde ha nacido. Apenas una hectárea de tempranillo en un altozano a la salida de Lapuebla, la finca Sierra Carbón, con mínima aportación porcentual de graciano y mazuelo. Fruto, por cierto, en absoluto traicionado por la madera. Roble francés presente, pero en segundo plano, evidenciando la predilección por los sabores propios del terruño de donde viene. Es potente, sientes una uva de calidad, fruta negra madura y perseverante, con un fino toque especiado y balsámico; uva de raza que deja en copa una lágrima bien tintada.
Parece que te va a enamorar, pero cuando tomas la copa por segunda vez, pensando que ya has caído en sus redes, la evolución te desconcierta. Notas que tienes un vino notable frente a ti, pero con el que personalmente no terminé de tener ese feeling que te cautiva. Aun así tiene algo, al salir de la bodega y comentando el trío de vinos catados, todos habíamos dejado en segundo plano el Crianza y el Reserva y seguíamos hablando de él porque ofrece algo especial. Una incógnita este 2011 que todavía necesita crecer en botella para poder entenderlo.
Ideas claras, proyectos de ampliación y un futuro que se encara con optimismo. Lo dicho para el Reserva vale para Heras Cordón en general, un trabajo bien hecho el que añada tras añada nos regala la bodega de Fuenmayor.