Martes y 13, mala fecha para cerrar una vendimia. A pesar de ello las previsiones apuntan a que la suerte va a estar de cara, ya que se prevé una cosecha excelente tanto en cantidad como en calidad. Un 2015 sin duda atípico por la tranquilidad con la que se ha desarrollado -la única nota discordante fue la tormenta con piedra de final de agosto-y, especialmente, por la anticipación de la recogida de la uva. Las fiestas del Pilar han marcado tradicionalmente el punto culminante de la vendimia, pero este año han supuesto el fin de la milésima 2015. Un año definido por una calidad que, en principio, se supone sobresaliente y una cantidad que compensarán las dos cosechas anteriores, difíciles y heterogéneas.

Gracias a un septiembre extraordinario se ha podido vendimiar de una manera selectiva. Algo que se ha agradecido porque la maduración ha sido caprichosa  en muchas zonas de la DOC. Así, la madurez en Rioja Alta y Alavesa se consiguió en multitud de parcelas antes que en la Rioja Baja, sobre todo en los viñedos de vigor moderado que no alcanzaban a cubrir todo el papel.

Aunque quedan viñedos concretos sin recoger, a día 13 de octubre habían llegado a las bodegas 402 millones de kilos de uva tinta y 34 de blanca que suman 436 millones totales a falta de los descalificados. En 2011 se recogieron 387 millones de kilos, en 2012 fueron 354, en 2013 se llegó a los 368 y el año pasado 434 de los que se calificaron 293,5 millones de litros.

Queda ver la evolución de los vinos y el trabajo de los enólogos en bodega, pero tras dos años muy complicados las sensaciones que se perciben en el sector son optimistas.