Desde que en el año 1893 Wenceslao González llegó a Labastida hasta que en 2003 su biznieto Jesús González se lanzara a comercializar el vino de sus viñas embotellado, apostando más por la calidad que por la cantidad, han pasado 110 años. Un siglo largo en el que los González de Labastida han cambiado su profesión de toneleros por la de propietarios de una bodega con 20 hectáreas de viñedo propio. Sigue leyendo