El Boletín Oficial del Estado (BOE) ha declarado a “El Paisaje Cultural del Vino y el Viñedo de La Rioja” Bien de Interés Cultural. Estamos de enhorabuena. La orden concreta la delimitación y su ámbito de protección, que coincide con los límites geográficos de toda la comunidad, ya que tanto los elementos materiales como los inmateriales propios de esta actividad se pueden encontrar, con mayor densidad o de forma dispersa o singularizada, en lugares “muy dispares o distantes de la misma”.
El decreto también recoge que, de acuerdo con la Ley de Patrimonio Cultural, Histórico y Artístico de La Rioja, la relación de obras o intervenciones en esos elementos se encaminarán a garantizar su conservación, consolidación, rehabilitación y mejora. Y es que no son sólo los viñedos los protagonistas del paisaje vinícola riojano, los lagares rupestres, chozos y guardaviñas, bodegas, barrios de bodegas y patrimonio inmaterial también son parte fundamental de este bien.
En el anexo sobre la descripción del bien se expresa que “el mundo de la vid y el vino en la Comunidad Autónoma ha trascendido de un criterio productivo sectorial para convertirse en un elemento cultural de especial significación”. Además subraya que la conservación de un bien complejo como es “El paisaje cultural del vino y el viñedo de La Rioja” requiere la colaboración, complicidad y participación del conjunto de la sociedad y establece como prioridad para las administraciones públicas “velar por la divulgación de los valores y elementos que integran este paisaje” porque considera “el conocimiento y el aprecio colectivo definitorio de una identidad común como la mejor base de su protección”.
“La influencia que las producciones vitivinícolas han tenido a lo largo de la historia y siguen teniendo en la actualidad han dado lugar a un rico, múltiple y variado conjunto de elementos patrimoniales, tanto materiales como inmateriales, que se sintetizan en un paisaje cultural de un valor excepcional y que, por tanto, debe ser protegido y conservado como legado para futuras generaciones”. No puedo estar más de acuerdo, proteger lo que nuestros mayores nos han legado y darlo a nuestros hijos es no ya una prioridad sino una obligación.