Cien años pueden parecer un suspiro para una región como La Rioja, una tierra donde el vino forma parte de su historia desde hace siglos. Pero que uno de sus vinos cumpla la centena sí que resulta todo un hito. Y un orgullo.
Es lo que celebra CVNE –Compañía Vinícola del Norte de España- con Monopole. El vino blanco más antiguo de nuestro país ya es centenario, ¡felicidades! Su puesta de largo fue toda una osadía en 1915, un tiempo en el que el vino blanco debía “esconderse” tras el verde de una botella ya que no era una clase de vino que se comercializara. Pero lo bueno perdura, y un siglo más tarde llega envuelto en la misma elegante botella alsaciana que rompió moldes en su presentación.
Cien años después Monopole sigue enamorando a un público que continúa fiel a este vino joven, seco, fresco y afrutado. Es un cien por cien viura, obtenido tras un suave prensado y fermentado en depósitos de acero inoxidable. En copa muestra un característico tono pálido, con recuerdos a frutas como la piña, la manzana y la pera. Refrescante y sabroso, es el único blanco español que figura en la lista de los Top 100 –concretamente en el puesto 64- de la prestigiosa revista americana Wine Spectator.
Para las fotos me acerqué hasta el bar Tívoli de Logroño, que ofrece una notable carta de vinos de bodegas centenarias. Hablando con los camareros comentaban que la gente, en general, no tiene preferencias claras por una marca concreta de blancos. Para el cliente que pide un blanco sin más, la casa ofrece Puerta Vieja de Riojanas; las mujeres se decantan por la variedad de moda, “un verdejo” suelen pedir sin concretar más. Pero los que exigen una etiqueta se decantan por el Monopole. Buen apunte.
Las celebraciones por el centenario se sucederán durante este año, incluyendo acciones más cercanas al aficionado como la que premia con una tercera copa gratis rellenando la cartilla en los bares acogidos a la promoción “A la 3ª copa te invita Monopole”. Como bien dicen en CVNE, “nuestro primer siglo contigo… y los que nos quedan”.
POSDATA:
Repasar antiguos artículos sobre el Monopole de CVNE es todo un gustazo. Y es que cien años dan mucho de sí. Te das cuenta de la importancia que durante casi la totalidad del siglo XX tuvieron los vinos blancos para La Rioja. Monopole nació en 1915, bastantes años antes que dos clásicos de la casa de Haro: Imperial lo hizo en 1928 y Viña Real en 1940, casi nada…
También te enteras de que antes los blancos tenían, en cierta manera, una vida paralela a la de los tintos. Hasta los ’80 el Monopole se vinificaba en tinas de madera y en depósitos de hormigón; luego pasaba a reposar en roble durante no menos de seis meses. La crianza se abandonó a principios de los ’90, y de los más de 800.000 litros que llegaron a producirse se bajó a los actuales 300.000.
Y ya que estamos de curiosidades, decir también que el término “monopole” se utiliza en la viticultura francesa para denominar a los viñedos de un único propietario; algo que evidentemente no ocurre en el blanco de CVNE, donde desde siempre se han utilizado uvas de diferentes pagos de Haro y pueblos cercanos como Anguciana o Sajazarra.
Como guinda a esta serie de “fisgoneos”, la mejor. Ezequiel García, «El brujo”, el gran enólogo de la bodega de 1959 a 1973, llegó a mezclar en un Monopole viura, garnacha blanca, malvasía y… ¡un 5 por ciento de palomino en forma de manzanilla! Sí, sí, manzanilla de Sanlúcar. Una brujería en toda regla.