¡Qué rápido pasa el tiempo! Lo que ayer era una novedad absoluta ya se ha convertido en algo habitual entre nosotros. Hablo de Bodegas Paco García. A la mano que nos llamaba desde una botella detrás de las barras hace poco más de dos años ya le ponemos cara, nombre y apellidos; y ya sabemos lo que significa y lo que ofrece. Es precisamente aquella “curiosa etiqueta” la que resume la filosofía de la bodega. La mano de Paco García —sí, sí, es la mano del  bodeguero— simboliza la idea de que detrás de una botella hay algo más que un simple producto, hay personas que ponen trabajo y sentimiento en lo que hacen. Perfecto.

En la cata que ayer nos preparó Juan Bautista García, propietario y enólogo de la bodega, probamos el Paco García seis, el Crianza 2010 y el Garnacha 2011, una auténtica novedad que en esta ocasión desplazó al Beautiful Things, el vino de autor de la casa. Como siempre estos tintos mostraron su inconfundible personalidad. Son, simplemente, diferentes a lo que estamos acostumbrados. Al final el que más nos gustó fue el, en teoría, más humilde del trío: el seis. Muy aromático y goloso, es la gran apuesta de Paco García por acercar el mundo del vino a los más jóvenes. En el futuro lejano vemos el blanco elaborado con Tempranillo Blanco y el Graciano de la finca El Quiñón. En el más inmediato la salida al mercado del Garnacha 2011 y del Crianza 2011 que, según Juan Bautista, “viene espectacular”.